jueves, 2 de enero de 2025

 He inventado la palabra «polifloral», y me siento orgulloso, no de la invención en sí, sino del hecho de atreverme a crearla y aceptarla como algo mío, por más infantil que sea y pese a hallarme en plena conciencia de que el vocabulario español ya se encuentra lo bastante completo y no necesita de un nuevo vocablo tan inútilmente ambiguo. Pues «polifloral» no se refiere a las flores, sino a su variedad extrapolada a las experiencias humanas, tanto positivas como negativas: la irónica mezcla de esperanza y pesimismo llevada al absurdo. Esperanza por la posibilidad de lo bueno, pesimismo por la posibilidad de lo malo. Una burla a las expectativas en el azar, en definitiva.

Quisiera tener otra experiencia más rica en este día que la invención de una palabra inútil, para así hacer creer a mi versión del futuro, que releerá este diario, que he realizado algún progreso hacia ese autodescubrimiento que prometí para justificar el tiempo diariamente desperdiciado en rellenarlo con ideas sin propósito tan estúpidas que no me atrevo a compartirlas con nadie más. Un progreso no sé en qué dirección enfocado, si es hacia el cielo o el abismo —más probable lo segundo—. Supongo que deberé conformarme con los pequeños avances y que este día mi mente no me haya castigado tanto como el anterior.

Entradas populares